Pues sí: yo también estoy hasta los huevos de los yankis y de sus elecciones nacionales que nos afectan a escala planetaria, pero qué le vamos a hacer. El próximo
4 de Noviembre, por fin, dejarán de darnos la chapa y, sobre todo, será el día en el que abandone la casa nuestro amado George W. Bush, que ya era hora.
El tito George, todo un payaso. El caso es que el plural sistema bipartidista norteamericano deja el asunto entre dos candidatos: los demócratas (los de derechas) acuden a las urnas encabezados por Barack Obama, que podría decirse que es la gran esperanza blanca (nótese la ironía) para el cambio y los republicanos (los directamente fachas) buscan su tercera victoria consecutiva con John McCain, que promete ser más de lo mismo.
Obama, feliz por tener el campeonato de F1 en el bolsillo para mayor desesperación de su rival McCain, al cual las encuestas le dan como perdedor. Pero, ¿no hay una tercera vía? ¿El americano de a pie no podrá votar a otro candidato si no le gustan éstos dos? Sí, amigos. En silencio, desde las sombras, cada vez va cobrando fuerza un nuevo candidato:
John McClane. El conocido policía newyorkino, bajo el lema
"Yippee ki-yay hijos de puta!!", ha ganado multitud de adeptos en estos últimos días. ¿Quién ganará?
Si Hans Grüber levantara la cabeza... sería vicepresidente!
El caso es que todo parece indicar que ganará el cambio (siempre quise decir esto, xD) y que Barack Obama gobernará USA, el mundo y todo eso. Un cambio que que suena bastante bien a priori pero que ya veremos en lo que queda cuando llegue al poder, si es que gana finalmente, ya que no podemos olvidar que las dos últimas victorias republicanas con Bush hijo (de p...) arrojaron más de una sombra de duda, por lo que no sería de extrañar volver a ver el día 4-N escenas como ésta.
Vote por Quimby!!
Pues eso, que a ver por dónde salimos.
